Jesucristo
Errantes con cuentas pendientes,
esclavos de dos imperios,
larga pobrería entre los más pobres:
id y contad lo que veis y oís,
los cojos andan,
los ciegos ven,
y se anuncia
la Buena Noticia,
los cojos andan,
los ciegos ven,
y se anuncia la Buena Noticia.
Ciegos que guían a ciegos,
descuidaréis la justicia y el amor,
buscando los primeros puestos,
amáis con los labios más no el corazón.
Los pequeños,
los de fuera,
y los de nunca
te seguirán,
los pequeños,
los de fuera,
y los de nunca
te seguirán,.
El hombre que viene de Dios
divinizó a los hombres,
el Dios que viene en el hombre
con nosotros se humanizó.
Su vida partió,
y un mantel de pan y de vino entregado,
abrió para cantar la esperanza
de los desheredados,
para cantar la esperanza
de los desheredados.
Tú no eres un Dios cualquiera,
ni cualquiera lo sería como Tú,
Tú eres el Dios que arriesga,
y en las afueras siembra la Luz,
la luz inmensa en la inmensa Luz
que hasta la vida se va con el amor,
y el dolor de cada día,
y el enemigo de lo mío,
y el traidor de lo tuyo.
Los besos secuestrados,
el distinguido gesto del dictador,
las cruces de por la mañana,
que no dan frío ni calor.
Las mujeres maltratadas
qué acarician la almohada
subastada en la desolación.
Cuando el consuelo es un viaje
que nadie quiere viajar,
cuando las rosas agonizan
en las esquinas de la soledad.
Hasta la vida se nos dará,
sin medida se nos dará.
Cuando el hambre es un mapa
de exterminio y maldición,
una extravagante manera
de inventar así el rencor.
La ingesta mental de seducción
en las conciencias saturadas
en la canción censurada
sin rabia ni razón.
Hasta la vida se va con el amor,
con la Noticia viva,
con la Pascua de Resurrección,
del Hijo de Dios, del hijo del Hombre,
del Mesías, del Cristo y Señor.
Texto: Antonio J. Caballero
Música: Carlos Caballero